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La madrastra de Jorge lo tentaba con su cuerpo voluptuoso, y él no podía resistirse a la tentación de penetrar su coño estrecho.
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Él había estado deseando a la hijastrastra de su jefe durante meses, y cuando finalmente tuvo la oportunidad de estar con ella, descubrió que era tan estrecha como esperaba.
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Ambos se entregaron a un juego tentador en el apartamento, con la única intención de no parar hasta que ninguno de los dos pudiera resistir más.
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La estrecha amiga de su hermana lo había invitado a pasar la noche en su apartamento, y él sabía que iba a ser una noche interesante.
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La hijastra y su amiga se sumergieron en un torbellino de pasión, comprometidas a no cesar hasta que los gritos de placer llenaran el apartamento y sus cuerpos alcanzaran el clímax.
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